El código de Microsoft Windows es tan intrincado que probar y supervisar decenas y decenas y decenas de millones de líneas de código representa una labor titánica.
Por ejemplo, Windows Server 2003 tenía 50 millones de líneas de código. Windows XP tenía 45 millones de líneas de código, y Windows 3.1 tenía 4 millones de líneas de código.
El código entero de Windows 10 ocupa más de 0,5 terabytes o más de 512 gigabytes y está repartido en más de 4 millones de ficheros o archivos y más de medio millón de carpetas. Se dice que Windows 10 está programado con aproximadamente 80 millones de líneas de código.
La mayor parte del núcleo de Windows 10, es decir ntoskrnl.exe, está programado en lenguaje C. El sistema operativo posee su propio entorno de desarrollo, Visual Studio. Sin embargo, para varias cosas se siguen utilizando los lenguajes C, C++ y C#.
Hay que agregarle a eso que es necesario sustentar la compatibilidad, y retrocompatibilidad, de los controladores de hardware, de los programas escritos para Windows, la coordinación de todo esto, prever o corregir posibles conflictos y fallos, estar pendientes de las posibles vulnerabilidades del sistema para evitar que códigos maliciosos de cibercriminales creen brechas de seguridad o puertas traseras a través de las cuales puedan robar datos de los usuarios, etc. etc. Muchas veces es una cuestión de ensayo y error. Las últimas versiones de Windows están basadas en el lenguaje de programación C++, y también en C# (las antiguas se programaban en Basic). y estos lenguajes tienen sus complejidades de por sí. Hacen uso de un lenguaje estructurado que se basa en bucles y también en llamadas a subrutinas independientes, entre otras funciones. Una de las complejidades con el código de Windows es que los que no han creado el código, y lo van a hacer, tienen dificultades al tratar de entender lo que ya se ha creado. Estas características complejas de este tipo de lenguajes de programación hacen que sean susceptibles de generar errores.
A Microsoft se le ocurrió la idea brillante hace algún tiempo (en 2014) de crear el hoy llamado programa Windows Insider – al principio se denominaba Previsualización de Windows para Desarrolladores -, mediante el cual se prueban versiones preliminares del sistema operativo Windows. Cualquier usuario se puede inscribir en el programa. Es una forma de reclutar probadores (testers) para las versiones preliminares a fin de que informen de cualquier fallo o incidencia que se pudiera presentar en el manejo de estas versiones que se están probando.
Hasta Microsoft reconoce lo complicado que es crear código para Windows. La empresa está trabajando en un nuevo lenguaje de programación llamado Bosque, cuyo objetivo es precisamente eludir o vencer esta complejidad. Es un lenguaje de código abierto y está disponible al público. No obstante, todavía se encuentra en fase de desarrollo, por lo que no es seguro en esta fase. Se puede descargar de GitHub, un sitio para la creación de código fuente para programas informáticos que, a propósito, recientemente (en junio de 2018) fue adquirido por Microsoft por la bicoca de 7.500 millones de dólares.